Agua potable y saneamiento básico en el Oriente Antioqueño

Luis Ángel / WWF-Colombia. 

Según el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de mil millones de personas en todo el mundo viven en extrema privación de agua y más del 40 % de la población carece de un servicio sanitario seguro y limpio, una realidad que amenaza la vida y las oportunidades de las personas y socavan su dignidad.

Si bien Colombia es uno de los países del mundo con mayor riqueza hídrica, buena parte de sus habitantes tiene problemas de abastecimiento. Así lo ratifica el Estudio Nacional del Agua – ENA (2014), en donde también se estima que de 2015 a 2025, más del 60 % de la población de las cabeceras municipales se encontrará en riesgo de desabastecimiento y se podría alcanzar un índice de escasez de agua superior al 20 %. De hecho, 318 de sus municipios tienen una alta probabilidad de desabastecimiento de agua.

A esto se suman el deterioro de la calidad del agua, su abastecimiento inseguro y un inadecuado saneamiento e higiene, los cuales resultan en fuente directa de enfermedades. Además, como es recurrente en los países en vía de desarrollo, una población con problemas de salud no puede desarrollarse de manera integral y sostenible, no crece económicamente y le impone mayores cargas al Estado que, muchas veces, no da abasto frente a los enormes desafíos que enfrenta. Sin duda, esto representa un llamado urgente a tomar acciones prioritarias.

Según el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, más de 11 millones de colombianos viven en el campo. Su demanda de agua es atendida por 15.000 prestadores de servicio público de acueducto en zonas rurales. No obstante, el 43 % de estos suministran agua no apta para el consumo humano. Esto hace que el fortalecimiento de los acueductos veredales sea un tema prioritario para el desarrollo rural en distintos lugares del país. Justamente, este reto se refleja en el Acuerdo 12 de los Diálogos por la Custodia del Agua (DCA) en la cuenca del río Nare, en el Oriente Antioqueño.

En el departamento de Antioquia, existen grandes contrastes de acceso y calidad del agua entre áreas urbanas y rurales del departamento. Así lo indica el Informe de Diagnóstico de la Situación de Salud Departamental, realizado por la Secretaría de Salud y Protección Social de Antioquia (2015), una situación que se corrobora en los resultados preliminares de la encuesta que se está implementando en los acueductos veredales de los municipios del Oriente Antioqueño que hacen parte del proceso de los DCA.

El Oriente Antioqueño, con 23 municipios, es la tercera región del departamento con mayor número de acueductos, con una cobertura rural del 68 % y, urbana, del 99 %. Para el caso de los 20 municipios que participan en los DCA, cuyos acuerdos fueron formalizados en 2016 y que desde el año pasado están en su fase de implementación, al inicio del proceso de los DCA, se contaron 466 acueductos, de los cuales el 41,2 % presentaba índices de riesgo entre medio y sanitariamente inviable, un 7 % en riesgo bajo; asimismo, el 14 % de los acueductos no reportaron datos y solo el 37,1 % suministran agua para consumo humano. Tal situación fue identificada como una prioridad para desarrollar compromisos y acciones en el marco del proceso de Custodia del Agua.

Sus dificultades se explican por el déficit en el aprovechamiento en las fuentes de abastecimiento, la creciente contaminación de fuentes hídricas, las tensiones entre los diferentes usos del agua y el suelo, la deficiente distribución de los recursos económicos y las debilidades en el talento humano calificado, la poca gestión de los responsables del servicio en los municipios y la debilidad de las autoridades sanitarias en el monitoreo y análisis de las muestras de agua. Todo ello dificulta el tratamiento adecuado del agua y su suministro continuo por red.

Desde 1993, Cornare y las administraciones municipales del Oriente Antiqueño vienen trabajando frente al problema de la contaminación por vertimiento de aguas residuales domésticas, cuyos logros se reflejan en mejorías de las condiciones de agua potable y saneamiento básico. Según la Secretaría Seccional de Salud y Protección Social de Antioquia, ha habido mejoría en cuanto a la potabilización, gracias a la construcción de nuevas plantas de tratamiento de agua potable, la operación de los sistemas por entidades privadas en lo urbano y la rehabilitación de los sistemas y el fortalecimiento de acueductos rurales. A pesar de ello, se debe insistir en el mejoramiento y monitoreo de indicadores de calidad del servicio en términos de continuidad, calidad, cantidad y costo, con mayor esfuerzo en las zonas rurales donde el déficit de cobertura en calidad y cantidad ha sido históricamente inequitativo.

Aquí, el fortalecimiento de los acueductos veredales, como organizaciones comunitarias en el Oriente Antioqueño, puede hacer una gran diferencia para garantizar el acceso al agua de calidad, como un derecho fundamental. En ese sentido, los acueductos veredales pueden convertirse en aliados del Estado, pues con su gestión han garantizado mayores coberturas de acceso al agua potable en las zonas rurales, aportando así al mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones, el desarrollo de la región y la conservación del recurso hídrico.

Aprovechar la existencia de Asociaciones Municipales de Acueductos Veredales de hecho, en San Vicente, Marinilla y El Retiro (ASOCIACOM), así como algunas constituidas legalmente en El Carmen de Viboral, Guarne, Rionegro (ASOAGUAS), Envigado (ASOACOEN - Asociación de Acueductos Comunitarios del Municipio de Envigado), El Santuario (ASOPROMISAN), las cuales aportan al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes beneficiados desde su trabajo, puede hacer una gran diferencia.

Precisamente esa ha sido parte de la estrategia en la fase de implementación de los acuerdos de los DCA, donde se han realizado, hasta ahora, diez mesas municipales de acueductos veredales. Cuatro, en 2017: Guarne, San Vicente, Alejandría y El Peñol. Y en lo que va corrido de 2018, cinco más: San Carlos, Abejorral, Guatapé, Rionegro, La Unión y Granada; mientras que, en Marinilla, Envigado, El Carmen, El Retiro, Santo Domingo y El Santuario, se está desarrollando el proceso de concertación para llevarlas a cabo.

De esta manera, además de aplicar una herramienta que dé cuenta del estado de los acueductos, se evidencia la necesidad que tienen estas organizaciones comunitarias de asociarse para fortalecerse y, así, prestar un mejor servicio de abastecimiento de agua de calidad para la población en el Oriente Antioqueño. Conozcamos, pues, un poco más la apuesta de los DCA en su Acuerdo 12 y cómo estamos avanzando.

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